lunes, 19 de enero de 2009

Se cierra el telón

Al fondo de un oscuro callejón, bajo la luz parpadeante de una bombilla medio fundida, se encontraba el hogar de la muerte. Al girar el picaporte de la extravagante puerta de piedra contemplé una vidriera de diminutos huesos envueltos en polvo. Junto a ellos unas extrañas inscripciones que parecían haberse desgastado con el paso de los años. A la derecha de la estantería había un montón de mujeres en ropa interior que sostenían en sus manos algo que se asemejaba a un antifaz, a la izquierda un gran número de hombres que por alguna razón mantenían sus rostros inexpresivos. Al fondo de la habitación se encontraba un hombre sentado sobre una pila de cojines.
Su aspecto era no menos sorprendente que la propia sala. Tenía un sombrero puntiagudo, unas cejas gruesas, una nariz seria y unos ojos grises que le hacían juego con su vestidura.
Al acercarme a él, le pregunté:
- Perdón, como he llegado hasta aquí.
La respuesta se hizo esperar, mientras tanto el hombre se dio la media vuelta y contestó:
Hombre - Tú me has llamado
Incrédulo ante su respuesta no supe como reaccionar pero al instante:
Hombre - Fuíste tú quién buscaba respuestas. Fuiste tú quien no podía entender nada y necesitabas comprensión, tú eras el que llorabas al sentirte diferente de todo cuanto te rodea y ahora te sientes indefenso.
Un escalofrio recorrió mi cuerpo.
Hombre - Tranquilo, no tienes de que temer.
- Quién eres y qué esta pasando aquí.
Hombre - Yo soy tú , soy lo que quieras ser, puedes manipularme a tu antojo, pero tu eliges en que quieres convertirnos. Mira a tu alrededor, todo esto es un escaparate, fíjate en los rostros sin expresión idénticos de cuantos puedas ver en ese montón, hombres sin corazón ni sentimientos, movidos por algo llamado "sociedad" que les incita a ser todos iguales. Todos tienen en común un mismo fin pero pueden mostrar mil etiquetas.
Las mujeres sin embargo no tienen la misma cara estúpida que la de los hombres pero casi todas llevan un antifaz, esté es usado bajo el nombre de hipocresía y responde a todo cuanto no se desea cargar ya que siempre ahí un fin marcado.
Tu eres yo y yo soy tú, yo soy el tú que quieres ver libre y angustiado y su principio vital es empezar a ser tú. Puede que el mundo sea un escaparate, puede que todo tenga un mismo fin pero que hay de malo en intentar crearlo...
A la mañana siguiente las líneas de luz de mis persianas me despertaron, al instante sonó el despertador, el desayuno estaba listo y la mochila preparada...Hoy es otro día.

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